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IRIS HINOJOSA

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Sobre el dramaturgo

Iris Hinojosa no es ninguna recién llegada a la escena. Desde 2014, partiendo del teatro de artes vivas, la danza-movimiento, la perfomance y la expresión corporal, ha formado parte de diversas agrupaciones que investigan la escena en cuanto a espacio y materialidad. Se inicia en los escenarios con la veterana compañía de teatro físico Tràfec Teatre, bajo la dirección de Lidia Canals. Participa así en diversos espectáculos, de los que podemos destacar el impresionante Assaig T-4, acerca de la vida en los campos del horror nazis, y que giró con repercusión por toda Europa. En esta compañía coincide con Gerard Vilardaga y comienzan de forma paralela un trabajo en común en el que diseñan, crean y viven sus espectáculos. Son obras nada complacientes, en las que se expresan desde el cuerpo y el espacio, el texto como textura sonora, la imagen y su duplicidad —lo escópico de lo audiovisual frente a lo pregnante de la presencia—; integrando incluso lo documental tanto en proyección como en dramatización, y la forma en que la memoria se ofrece como una confrontación con la acción performática. Entre sus creaciones en común podemos citar Do, Solum, La Delació…

Con este amplio historial, al que se le suman exploraciones multidisciplinares, como la acción poética, la expresión plástica, la instalación y la fotografía, Iris Hinojosa se inicia en este momento como “dramaturga textual”. Marco las comillas en cuanto a algo evidente hoy en día, que es lo forzado de la distinción entre la dramaturgia sobre el cuerpo, la dramaturgia desde la escena y la dramaturgia sobre el texto. Hinojosa no parte de cero como “creadora desde el texto” (podemos citar como estos primeros frutos las obras cortas Soliloquio[i] y María y el agua), y en lo que por ahora son un puñado de obras breves se reconocen mucho de los estilemas y temáticas de sus trabajos previos.

 

Entre ellos, citamos el trabajo sobre el cuerpo, la materia y el lugar. El cuerpo para Iris Hinojosa es una marca en el espacio, un signo en la existencia que altera completamente la naturaleza en la que se inserta, habitualmente de forma problemática, al tiempo que ese espacio determina, a veces de forma agónica, al personaje. En esta tensión se juega incluso el rechazo de ese espacio contra ese cuerpo que lo invade, y que escénicamente se aprecia, de forma hiriente, como intrusión. El cuerpo contrasta, a su vez, con lo matérico de los elementos —considerando este término como principios básicos y configuradores de la realidad, encarnados en sustancias primarias—, presentes en la escena e incluso precedentes tanto a esta como al cuerpo. Siendo como es materia, el cuerpo en cuanto dotado de ánima lucha y es agredido por lo elemental: tierra, piedra, madera, agua. El cuerpo se revela para el ser como necesidad y como carga.

 

Con el peso de dos características que contrastan en el cuerpo animado: su carácter transformador y, sin embargo, efímero. El que su trabajo esté marcado por los ámbitos de las artes vivas no es óbice para que la autora preste una atención decidida al mundo de la persona: al problema de la identidad personal, su relación con el entorno y el otro y la interrogación acerca de la vivencia. También, al igual que en sus perfomances, en su textos aparece la relación del personaje, en este caso como voz y presencia textual, con lo matérico y el espacio. La extrañeza que la materia crea en el personaje se percibe como un desarraigo con respecto a donde se inscribe este, siempre a la búsqueda de un territorio propio. Un lugar.

Tal vez tengamos que citar en este momento otro aspecto de la policromática figura de Iris: su labor en la psicología profesional y la terapia, que le lleva a desarrollar diversos talleres en los que utiliza para sus objetivos dinámicas a través del cuerpo y el movimiento, trazando así un puente entre su compromiso con el paciente y su actividad como creadora.

De esto, lo que más nos interesa no es la concomitancia de las dos actividades, sino el que el trato terapéutico le lleve a desarrollar en sus “textos escritos” la concepción del personaje como ser a asumir en su peculiaridad, a comprender en su diferencia, a aceptar en su extrañeza, en línea del compromiso. No es tanto la identidad del otro como ser en el cuál nos reflejamos, sino la aceptación de su extrañeza, de aquello en que su personalidad contrasta con nosotros.

 

[i] Incluido en Colectivo de Creadores Escénicos Iberoamericanos (2020) 404 ERROR, Year not Found. Caracas, Venezuela. Alhilo Editorial.

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